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Los «psiquicos» de las tragaperras

Algunos jugadores de tragaperras han llegado a afirmar que pueden percibir cuando una máquina va a dar un premio, y por eso han ganado. Tienen, según dicen, una especie de comunicación “psíquica” con las tragaperras.

Están quienes aseguran que las tragaperras “los llaman”: sienten que determinada máquina les transmite, de algún modo, que deben jugar en ella. Más aún, juran que las tragaperras tienen alguna clase de “conciencia” y y pueden comunicarse.

También están quienes han posado sus ojos descuidadamente sobre una tragaperras y “supieron”, en ese instante, que debían jugar en ella. Y ganaron, claro. O, por lo menos, eso dicen.

Algunos “psíquicos de las tragaperras” aseguran poder entrar en ese mundo y saber cuáles son las tragaperras que están por dar premios y cuáles no. Su “sexto sentido” siempre alerta les ha permitido captar las “vibraciones” y, si no hacerse millonarios, por lo menos ganar unos cuantos cientos de euros.

Por supuesto, no faltan quienes han tenido sueños premonitorios, sobre una tragaperras determinada, y allí acudieron al día siguiente, para hacerse con el jackpot que les había sido anunciado. O los que pueden captar cambios de temperatura en una tragaperras, que anuncian que un gran premio está por salir.

Bien… hasta ahora creíamos que las tragaperras eran divertidas: ahora sabemos que también hay algo de magia en ellas… o, por lo menos, así lo creen algunos jugadores.

Uno de los mitos sobre las Tragaperras

Las máquinas tragaperras han sido desde siempre, miradas con cierta desconfianza por muchos jugadores habituales de juegos de azar. Es que muchas de las personas que juegan por primera vez tienen en su mente la duda de cuáles son sus posibilidades reales de ganar ya que, se dice, estas máquinas están preparadas, justamente, para que el jugador se vaya con las manos vacías las mayoría de las veces.

Sólo hay que usar un poco nuestro sentido común para darnos cuenta de que, si realmente las tragaperras estuvieras preparadas para que nadie gane, esto se comprobaría con el paso del tiempo y nadie jugaría ya a las máquinas tragaperras, que quedarían en el olvido.

Los premios de las máquinas tragaperras están programados de antemano y, si bien no es posible saber cuándo va a salir un premio, porque no hay patrones ni “ciclos”, como a veces se cree, los casinos están obligados por ley a devolver un cierto porcentaje del dinero que ingresa en cada máquina. Este porcentaje puede estar entre el 85 y el 90%, aproximadamente. Pueden salir varios premios pequeños, o unos pocos grandes: eso depende del tipo de tragaperras y, muchas veces, de las apuestas que hagamos: las nuevas máquinas tragaperras son cada vez más complejas y con más líneas de premios y juegos adicionales. En esos casos conviene aprender un poco acerca del funcionamiento de las tragaperras, antes de apostar.

Más allá de eso, podemos estar seguros de que los premios salen. Y sí, depende de nuestra suerte que nos toque justo a nosotros.

El premio de las tragaperras que nunca fue pagado

Hace algunos años, en el 2006, más exactamente el 15 de octubre de dicho año, una argentina, llamada Verónica Baena se sintió la mujer más dichosa. Hablando de dinero, claro. Creyó que finalmente había tenido suerte en su vida y sus problemas económicos habían terminado. Aquella noche del 15 de octubre del 2006 jugó apenas 35 centavos en una máquina tragaperras y esperó a que los cilindros se detuvieran. Y el visor de la tragaperras se iluminó: 35 millones de pesos de premio, aparecía en el visor. Un poco más de 9 millones de dólares. Pero las penurias de Verónica, lejos de terminar, se hicieron mayores en ese mismo momento.

Lo primero que hizo Verónica fue sacar una foto con su móvil del visor que indicaba el premio. Enseguida se acercó un empleado del Bingo Mirador, el sitio en el que estaba jugando, propiedad de la multinacional Codere, quien le informó que el premio no se pagaría, ya que había un error. Una “falla técnica”, argumentaron. Con una increíble lucidez para el momento que estaba pasando, Verónica se negó a que alguien más tocara la tragaperras hasta que llegara un escribano que certificara lo que allí sucedía y un abogado.

El caso llegó rápidamente a los medios de difusión y comenzó entonces uno de los juicios más escandalosos en la historia de los juegos de azar: un premio certificado por autoridades, y que la empresa se niega sistemáticamente a pagar. Codere ofreció a Verónica la suma de 35.000 pesos por todo concepto (unos 9.000 dólares), en concepto de indemnización, aduciendo que el premio real máximo de esa tragaperras era de 2.500 pesos. Verónica aceptó en diciembre los 35.000 pero en concepto de adelanto por el total, y el juicio sigue en curso. Hasta hoy.

El abogado Blousson, representante de Baena en el juicio contra la empresa española Codere, es claro: “La cuestión del error técnico no es imputable a mi cliente. Nosotros creemos que esto no es un error, sino la evidencia de que en las casas de juego existe una manipulación de los sistemas informáticos para sacarle plata a la gente”. Y añade: “Si ellos mismos reconocen alegremente que fue un error, entonces debieron haber cerrado el bingo y haber chequeado el software de todo el sistema. Pero no lo hicieron. Por eso creo que hay una estafa, y tienen que ir presos.” Y es cierto, el bingo nunca cerró, nunca se verificó el software, nadie responde, hasta ahora, por esa “falla técnica”.

Historias como ésta hay varias. Verónica no es la única persona a la que se le ha negado un premio en una tragaperras aduciendo “fallas técnicas”. Hay antecedentes que favorecen a Verónica: un caso similar en 2001, con la misma empresa (Codere), que fue resuelto a favor del cliente. Claro que se trataba de 180.000 pesos y no de 35 millones.

Veremos que le depara la justicia a Verónica. Porque en la suerte, está claro, no puede confiar.

Las probabilidades en las tragaperras

Como hoy en día las máquinas tragaperras no son mecánicas sino electrónicas, las probabilidades son calculadas por computadoras. Las combinaciones ganadoras de las tragaperras son creadas por un programa llamado “generador de números aleatorios”. Este programa asegura que en una determinada cantidad de tiradas saldrán todas las combinaciones por lo menos 1 vez. Las máquinas no están programadas por día o por cantidad de tiradas, sino por estadísticas.

Cada tragaperras tiene un total de retribuciones programado, esto es, un porcentaje del dinero ingresado en ella que se devolverá en forma de premios. El porcentaje de retribución depende del tipo de máquina. Las máquinas de apuestas más altas tienen un mayor porcentaje de retribución, mientras que en las progresivas el porcentaje de retribución es menor. Independientemente del porcentaje de devolución, las probabilidades siempre están a favor del casino y no del jugador, ya que la cantidad retenida es, justamente, la ganancia del casino.

En algunos casinos hay una limitada cantidad de tragaperras denominadas “de pérdida”, que devuelven el 100% de los ingresos e incluso más. Se ubican en zonas estratégicas de los casinos para atraer jugadores, pero las que están en los alrededores son de probabilidades comunes.

Debido a la cantidad de símbolos, cilindros, combinaciones, juegos extras, bonus y demás accesorios que tienen las tragamonedas actuales, calcular las probabilidades se hace muy difícil, ya que habría que determinar, en primera instancia, la cantidad exacta de combinaciones ganadoras. Esto no significa que no es posible hacerlo. De hecho, los casinos tienen los datos precisos de cada una de sus máquinas. Pero no es probable que podamos hacer un cálculo aproximado sin la información adecuada.

Nos conformaremos con saber que nuestras probabilidades nunca superan, por lo general, el 90%, que es el porcentaje habitual de devolución de las tragaperras de los casinos.