En las tragaperras electrónicas, las probabilidades de conseguir un símbolo determinado o combinación de símbolos, depende de la “parada virtual” que el RNG haya generado. Cada parada virtual puede corresponder a más de un símbolo real, dado que se generan más paradas que símbolos hay en cada cilindro.
En una tragaperras típica, las probabilidades de ganar el jackpot corresponden a una única combinación posible. Es decir, que las `probabilidades son de 1 en 64 (las 64 paradas generadas). Si tenemos 3 cilindros, entonces las probabilidades son de 1 en 643.
Las paradas perdedoras que se generan justo por encima y debajo de la ganadora son muchas más que las ganadoras, por lo tanto es mucho más probable que los cilindros se detengan en una combinación sin premio. Y de ahí, además, la sensación de que perdimos “por poco”, lo que incentiva a los apostadores a seguir tentando a la suerte.
Más allá de la cantidad de combinaciones que se generen, todas las tragaperras deben devolver un porcentaje determinado de las apuestas recibidas. Y las probabilidades de que salgan combinaciones con premios vienen de fábrica, lo que significa que los casinos no pueden modificarlas. No hay posibilidad de que un casino cambie la programación de sus tragaperras.
Como la generación de resultados es aleatoria, no existe lo que los jugadores consideran tragaperras “frías” o “calientes”. Cada giro tiene exactamente las mismas probabilidades de generar una combinación ganadora que el anterior o posterior. Lo mismo sucede con las videotragaperras, que en lugar de cilindros tienen una imagen de video.